Esas cosas que te guardas para ti, siempre para ti, porque no tiene sentido decírselas a alguien que te mirará, te sonreirá, te agarrará del brazo y cambiará de tema como si las palabras que tu has dicho nunca hubieran sido pronunciadas.
Pero sí.
Sí han sido pronunciadas.
Y el dolor que sientes porque este hecho sea ignorado duele mucho.
Duele tanto que decides que la próxima vez tendrás cuidado, que no volverás a hablar de ello.
Y te lo guardarás.
Y temerás estar guardándotelo y por causa de ello perderte lo que puede suponer compartirlo.
Son, esas cosas, esos temas "raros" que deberían no existir, pues se refieren a un conflicto.