La Humanidad se encuentra en plena efervescencia de su adolescencia.
La Humanidad comenzó, como todos, como un bebé. Un bebé que aún no sabía caminar. Un bebé que, por casualidad descubrió que descubrió que golpenado dos piedras, o frotando dos palos, surgía el fuego. Que con una piedra podía fabricarse una herramienta. Esta etapa del hombre me evoca la imagen de un crío que trata de encajar una pieza en uno de estos puzzles de maderas para èqueños. No son puzzles exactamente; se trata de introducir cada pieza en su hueco correcto. La primera vez, el chiquillo lo logra por casualidad. A continuación, se da cuenta de que ¡encajan!, y la segunda vez intentara darle vueltas, girar la pieza, estudiar su silueta, hasta conseguir, conscientemente, el triunfo.
A continuación el hombre se irguió: ¡¡aprendió a caminar!! Poco a poco, fue aprendiendo, acumulando conocimientos, dominando su técnica... Hasta entrar en esa difícil fase que es la adolescencia.
El adolescente creee saberlo todo y ser capaz de todo. Una de sus palabras favoritas es "libertad". Quiere más y más libertad., desencadenarse de todo aquella que lo limita. Desbordada, orgullosa y exaltada por su progreso, la Humanidad-adolescente desea comprobar hasta dónde puede llegar, sin pensar el consecuencias (tanto para sí mismo como para los demás) de sus actos. Cree que posee un control total sobre la vida y sus acciones; no necesita saber nada más. Su desarrollo o evolución física prácticamente se ha detenido. Físicamente, el adolescente cambiará ya poco más.
Sin embargo, hay ya indicios incipientes de que ya está abandonando tan complicada etapa (o quizá sea lo que yo deseo creer) y comienza a sumergirse en el supuestamente más maduro mundo de los adultos (aquí también habría mucho sobre lo que discutir: léase El Principito). Se empieza a percatar de lo verde que estaba. La Humanidad-aún-adolescente está emprendiendo la difícil tarea de comprender que sus actos tienes consecuencias, que tarde o temprano deberá enfrentarse con la responsabilidad. Ha de aprender a a moverse en este complicado mundo, y se llevará más de un batacazo. Deberá aprender a ser prudente. Ella, que creía saberlo ya todo, se dará de bruces con su inexperiencia y su desconocimiento.
El problema radica en si será o no capaz de sobreponerse
La Humanidad-casi-adulta tiene la capacidad y las herramientas, pero deberá aprender a emplearla sabiamente, a reordenar sus prioridades.
Ha llegado la hora de decidir qué desea hacer con su futuro, en qué tipo de persona le gustaría convertirse y a qué dedicarse. (Pfff esgo me suena)
lunes, 30 de abril de 2007
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